DULCE AMADA MÍA:
Siendo pequeño sentí querer de manera inocente; fui adolescente
y el amor me tocó por vez primera; hoy, loco por ti he descubierto el amor
verdadero y te lo doy floreciente, tómalo, con él te doy también mi vida
entera. Si un día te preguntas qué es el amor es por que no sabes que mi
corazón por tu existir palpita y por eso preguntas ¿Qué es el amor?; tampoco
sabes que de él tú eres la esencia, y entonces preguntas: ¿Qué es el amor? Ahora ya sabes, el
amor eres tú, es contar contigo en el corazón. Amor de mi
vida si te quiero y te pierdo me muero; si te quiero y no puedo tenerte, me
pierdo; si te quiero y no eres mía no puedo y si no puedo al perderte, prefiero
la muerte.
Evoco
dichoso la noche pasada, fría noche de invierno en que felizmente soñaba; era de madrugada ya y de
repente apareció como salida de un cuento de hadas la imagen de una mujer
bella: Eras tú presente en mi lecho. Mis ojos fijos grandemente abiertos y mi
corazón aprisa mostraron su encantado asombro,
e inusitado un gesto de alegría lleno de mis labios escapó sonriente en
inspirado e involuntario acento que desperté al punto exaltado. Frente a la
triste realidad de verme sin ti despierto, busqué ansioso dormir de nuevo pero
inútil fue el intento por hallarte una vez más en mi dulce sueño. Encanto de mi vida, anhelo tus besos de incesante manera
que pudiera darlo todo por ellos. Y anhelo tus besos, no unos besos cualquiera; anhelo tus dulces besos de
mujer sensual, de princesa encantada. Esperaré
paciente tus besos mujer amada, para ahogarme en ellos de pasión, al
sentirlos como yo anhelo: Sentir tus besos profundos, y tú de mí también…
locamente enamorada.
ORLANDO
GIRALDO ARANGO
OGA
Guadalajara de Buga, 20 de Septiembre de 2008
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